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Enterrar los pies en la arena de la playa, ¿puede ser peligroso?



Ya sea por diversión, de forma involuntaria mientras tomas el sol, para enfriarlos o simplemente para evitar que se quemen, todos alguna vez hemos enterrado los pies en la arena de la playa, pero…

 

¿Esta costumbre es peligrosa para nuestra salud podológica?

 

 

No hay que alarmarse, pero si que hay que tener en cuenta 3 riesgos que puede ocurrir y arruinar nuestro día de playa:

 

1. INFECCIONES

En la arena de la playa viven parásitos, bacterias y hongos que pueden provocar infecciones. La mayoría de ellos son inofensivos (tal y como explica la Organización Mundial de la Slaud), pero otros pueden dañar la salud de nuestros pies.

 

A su vez, es muy habitual ir a la playa con heridas o incluso lesionarnos levemente mientras nos bañamos o jugamos.

 

Esta lesión cutánea reciente puede ser una vía de acceso para las bacterias.

 

 

Aunque hay más de las mencionadas a continuación, en este artículo destacamos dos que pueden producir infecciones:

 

  • Dermatofitos. Hongos que afectan a la piel y a las uñas (por ejemplo, el pie de atleta)
  • Anquilostomas. Pueden afectar a los animales, y si estos defecan en la arena de la playa, esta se contamina e infecta a las personas. Los síntomas son la picazón en los pies y la aparición de ampollas en la planta o entre los dedos.

2. CORTES

Cuando vamos a una playa y enterramos nuestros pies no pensamos que dentro de la arena podemos encontrarnos elementos que pueden producirnos cortes y posibles infecciones.

 

Algunos de ellos son las conchas de moluscos, piedras más afiladas, cristales rotos de alguna botella o incluso anzuelos de pesca.

 

 

Hay que destacar que si vamos a una playa rocosa no es nada recomendable enterrar los pies ni caminar descalzo, lo ideal es utilizar escarpines o sandalias de agua para evitar cualquier tipo de problema.

 

Recuerda que cada vez hay más basuras en nuestras playas, y muchas de ellas acaban siendo enterradas. 

 

3. PICADURAS 

Por último, no debemos olvidarnos que en la playa viven diversos insectos y pequeños animales que se encuentran enterrados, huyendo de las altas temperaturas que tiene la superficie de la arena. Al enterrar nuestros pies o remover la arena pueden sentir su espacio invadido y picarnos en el pie como técnica de defensa.

 

Ocurre lo mismo cuando nos bañamos en el mar, ya que muchos animales se camuflan en la superficie de la arena y pueden atacar al sentirse amenazados.

 

 

En definitiva, enterrar los pies es una práctica muy repetida en las playas y no hay que alarmarse, pero te recomendamos que, si lo haces, sea con precaución, sobre todo, si se trata de los más pequeños.

 

Autores

Daniel Fernández, podólogo de Podoactiva

Alejandro Peña, podólogo de Podoactiva

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