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Correr hacia atrás o retrorunning. ¿Qué es y cómo afecta a nuestros pies?



Correr hacia atrás, conocido como reverserunning o retrorunning, se ha convertido en todo un fenómeno social que cada vez cuenta con más adeptos en el territorio nacional. Entre las figuras más destacadas encontramos a Sandra Corcuera, cinco veces campeona del mundo de retrorunning en España.

La peculiaridad más importante es que el deportista no va a visualizar el terreno sobre el que va a realizar el impacto con el pie. Por lo tanto, es fundamental practicar este gesto en espacios preparados para ello, sin obstáculos.

El gesto técnico en esta disciplina deportiva debe ser analizado individualmente para evaluar las posibilidades biomecánicas del deportista a la hora de realizar retrorunning. De una forma resumida podemos contar lo que ocurre en cada una de las fases del apoyo plantar:

En la primera fase de contacto contra el suelo, la cadera se encuentra en una posición de extensión, mientras que la rodilla está ligeramente flexionada, con el objetivo de alargar la zancada y permitir la amortiguación necesaria cuando todo el peso del cuerpo recaiga sobre el pie. Es en este momento cuando se van a empezar a flexionar ambas articulaciones intentando mitigar toda la carga que recae sobre las cabezas metatarsales, pues el pie se encuentra en flexión plantar en este instante.

En la segunda fase del apoyo se buscará absorber toda la energía aplicada sobre el suelo de forma que pueda ser aprovechada para la propulsión. Por lo tanto, es en este momento cuando pie y tobillo juegan un papel fundamental con la movilidad y respuesta posteriores. Se realiza un gesto que podríamos comparar con un muelle, y las estructuras musculares deben estar preparadas para poder soportarlo.

En la última fase se despega el pie del suelo, generando la fase de vuelo, y se vuelve a buscar la posición de extensión de cadera y flexión de rodilla para empezar el ciclo de nuevo.

Analizando con el sistema Optogait y midiendo los tiempos y distancias de apoyo observamos una disminución significativa respecto a cuando corremos hacia delante. Esto es debido al acortamiento de la zancada y al aumento de la cadencia del paso. Se puede considerar normal, pues es una técnica que utiliza nuestra biomecánica de una forma inversa para la que estamos preparados anatómicamente.

Utilizando plantillas sensorizadas se puede afirmar que el retrorunning aumenta las presiones plantares de una forma significativa en el antepié. Con esto observamos que a pesar de las estrategias funcionales que realiza nuestra biomecánica para adaptarse a esta disciplina, es importante vigilar posibles patologías que se puedan generar.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, es importante adaptar nuestras estructuras anatómicas a este gesto. Cabe destacar que es utilizado como entrenamiento de readaptación en determinados tipos de lesiones, pero siempre debe ser supervisado y autorizado por profesionales especializados en la biomecánica deportiva.

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